19 Ago
Presentación del Sultán al-Malik al-KamilUn extracto de “Presentación del Sultán al-Malik al-Kamil” por Fr. Michael D. Calabria, OFM
Como muchos gobernantes musulmanes de su época, el sultán era un hombre culto y erudito. El historiador musulmán al-Maqrizi escribió que: “Al-Kamil amaba mucho a los hombres de saber, gustaba de su compañía … Le encantaban las discusiones con los sabios musulmanes, a quienes presentaba un buen número de curiosos problemas sobre jurisprudencia y gramática con los que examinaba a los estudiosos, y favorecía a aquellos que respondían correctamente. Alojaba con él en la ciudadela a varios hombres de ciencia…Se instalaron camas junto a él para que pudieran descansar y conversar toda la noche. Bajo su gobierno florecieron el saber y la literatura, muchos hombres distinguidos acudían a su corte”
El aparente interés del sultán en Francisco bien podría haber sido debido a su parecido con los fuqarā, los pobres, los místicos del Islam llamados sufis, literalmente los que vestían prendas de lana remendadas. En su apariencia, manera y discurso, la orden de Francisco de los hermanos menores pobres e itinerantes le habría parecido una cofradía sufí más, ţarīqah. Del mismo modo que sucedía en la cristiandad medieval, el mundo islámico de los siglos XII y XIII había dado origen a numerosos místicos, hombres y mujeres, que hablaban de la unidad de la existencia, que expresaban un ardiente deseo de un Dios experimentado como bello, misericordioso y amable, algunos llevaron una vida de itinerancia, contemplación y pobreza, tanto espiritual como material.
Sabemos que al-Kamil se sintió especialmente atraído por un poeta sufí de su época, ‘Umar ibn al-Farid, llamado el Príncipe de los Amantes debido a su sensual afán por descubrir la presencia de Dios. Las historias relacionadas con al-Farid hablan de su hábito de quitarse la ropa, su capacidad para comunicarse con los animales y sus lágrimas de deseo por lo divino, cosas que también se encuentran en la hagiografía franciscana. Al-Kamil también habría estado familiarizado con un maestro sufí llamado al-Shaykh al-Akbar, el Gran Shaykh, Ibn al-‘Arabi, que pasó por Egipto al menos dos veces durante la vida de al-Kamil. Ibn al-Arabi es el sufí mayormente relacionado al concepto de al-wahdat al-wajud, la unidad del ser, es decir, que solo hay una existencia, un wajud que es Dios. De este modo, aunque los hombres perciben la multiplicidad en el mundo fenoménico, diferentes pueblos, razas, clases, religiones, etc., la verdadera existencia pertenece solo a Dios. Cada persona y cada cosa refleja solo la existencia del Uno, y así, todo es uno en el Uno. Dada su atracción por la espiritualidad sufí ejemplificada por Ibn al-‘Arabi y al-Farid, no es de extrañar que el sultán se interesara por Francisco.
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La Orden está profundamente agradecida a los editores y al personal de Franciscan Media (EE. UU.), que prepararon el opúsculo para nosotros. Para su comodidad, la Comisión Especial también está serializando el folleto, para que pueda tener un mejor sentido de su contenido.
Imagen: Taddeo Gaddi, San Francisco y la Prueba de fuego ante el sultán de Egipto
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