En memoria de Fr. Boniface Kruger (1929 – 2019)

En memoria de Fr. Boniface Kruger (1929 – 2019)

Boniface (Hans) Kruger nació el 1 de mayo de 1929 en Berlín, Alemania. Su padre era luterano y su madre judía. Hans se dio cuenta que su madre era judía solamente en la “noche de los cristales” (Kristallnacht) cuando los nazis atacaron los negocios judíos. Él y su hermano Karl fueron enviados en los Kinder Transport a Gran Bretaña, donde las familias escocesas los criaron. Cuando Karl tenía 16 años, fue enviado a Canadá como “enemigo extranjero”. Hans se convirtió al catolicismo en 1945 y sin comunicación entre ellos; Karl se hizo católico en Canadá. Hans ingresó al noviciado en 1947 y Karl se hizo miembro de la Arquidiócesis de Edimburgo, donde finalmente fue ordenado. Hans recibió el nombre de Bonifacio, profesó en 1948 y fue ordenado en 1955.

Después de la ordenación, Boniface estudió Filosofía en el Antonianum y permaneció en Roma trabajando durante algunos años en la Curia general. Regresó a Inglaterra y enseñó Filosofía en la Casa de estudios de la Provincia en East Bergholt durante 12 años. Durante un período fue bibliotecario provincial, creando una excelente colección de material filosófico y teológico que ahora se encuentra en las Bibliotecas Franciscanas de Lusaka y Harare. Ejerció el ministerio en parroquias de Bristol, Edimburgo e Ipswich antes de ir a la Curia general para prestar servicio en la Oficina del Protocolo, un trabajo que le era adecuado porque confesaba “tener una pasión por el orden, la organización y la eficiencia”. Durante esos años, también participó en Reuniones Internacionales de la Orden como intérprete simultáneo que también incluía comunicados espontáneos de actualizaciones de noticias.

Continuó este tipo de trabajos como secretario de la Provincia. De su ministerio en la Orden decía: “Siempre hago trabajos domésticos”. Los hacía muy bien y con gran cuidado como un administrador bueno y fiel. Murió el 4 de marzo de 2019 habiendo recibido el Viatico solo dos horas antes, cuando aún pudo responder a las oraciones y consumir la hostia. ¡Descanse en paz!

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