Peregrinación ecuménica de la Tierra Prometida a la Tierra de la Promesa


Procedente de Polonia, una peregrinación ecuménica organizada por monseñor Grzegorz Rys, obispo de Lodz, llegó a Tierra Santa hace pocos días.  Muchos eran los participantes entre clero y fieles de la iglesia católica, ortodoxa, polaco católica, evangélica de Ausburgo, evangélica reformada, evangélica metodista y bautista.
   
El camino recorrido para realizarla ha sido largo. El 13 de abril de este año, al final de la primera edición de la “Vía de la luz” ecuménica, un recorrido que atravesó las calles de Lodz, en la iglesia evangélico-ausburga de San Mateo, algunos sacerdotes de la rama de Lodz del Consejo Ecuménico Polaco junto a un representante de la iglesia católica firmaron una carta dirigida a los fieles de sus iglesias animándoles a participar en la peregrinación.
“Queremos invitaros, queridas hermanas y hermanos de todas las Iglesias, a este viaje, no solo espiritual, sino que también es un esfuerzo real”, dice el mensaje del clero de las iglesias cristianas.  “Vayamos juntos a la tierra del Salvador para una auténtica experiencia de vuelta a los orígenes”, pide el clero.

“Nuestra peregrinación recoge lo que hoy entendemos por ecumenismo”, cuenta el arzobispo organizador de esta obra.  “En el ecumenismo es esencial que cada uno de nosotros, independientemente de la confesión a la que pertenezca, se acerque a Jesús en su relación personal. Cuanto más volvemos a este hecho, que es el hecho pascual de Jesucristo: su encarnación, la Navidad, la muerte, la resurrección y Pentecostés, cuanto más profundiza cada una de las iglesias en estos hechos fundamentales de la fe, más nos acercamos unos a otros. Por eso nació esta idea de emprender una peregrinación hacia los orígenes de nuestra fe. Las inscripciones para la peregrinación empezaron a finales de abril y han despertado gran interés.  La organización se encargó a la Comisaría de Tierra Santa, que es conocida en Polonia por atender a los peregrinos que se dirigen a la tierra del Salvador.

Son muchos los momentos de oración común diaria previstos a partir de la Palabra de Dios y varios los lugares en los que se han llevado a cabo: Nazaret, Monte Tabor, Cesarea, Cafarnaún, el río Jordán, el Campo de los Pastores y el cementerio católico del Monte Sion.  “No podemos celebrar juntos la Eucaristía, pero podemos leer juntos el Evangelio – dice el arzobispo Rys – especialmente en los lugares donde sucedieron los hechos que se cuentan en el Evangelio”.

Cada una de las comunidades que participa en la peregrinación tendrá tiempo para orar según la tradición de su confesión, pero también habrá partes comunes. Varios lugares: Nazaret, Monte Tabor, Caná de Galilea, Monte de las Bienaventuranzas, Belén y Jerusalén son solo algunos de los lugares que los peregrinos visitarán durante estos días.
Los peregrinos, por las estrechas calles de la Ciudad Santa, seguirán las huellas del Salvador que lleva la cruz, recorriendo las estaciones del Vía Crucis ecuménico.  Es una referencia a la tradición del Vía Crucis de Lodz que durante muchos años se ha celebrado cada Viernes Santo por las calles de la Tierra Prometida de WładysławReymont.  La peregrinación ecuménica de Lodz a Tierra Santa es la primera iniciativa de los representantes de las iglesias cristianas locales de este tipo y demuestra que quieren ir juntas a las fuentes de la fe para obtener la fuerza necesaria para construir la unidad en sus comunidades.

“Confiando en este cansancio, físico y espiritual, seremos capaces de descubrir todo lo que nos une, sin evitar ni olvidar aquello que aún nos divide y constituye un problema.  Estar juntos cada día y rezar juntos nos permite ver nuestras diferencias de forma distinta y nos exhorta también a reflexionar sobre qué más podemos hacer todavía por nuestra unidad. Estamos convencidos de que el Señor nos está llamando a emprender este viaje, este esfuerzo y este testimonio”, explica la carta común del clero.
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